Redactado por: Estefanía Pomajambo Figueroa (bachiller en Sociología y ponente de la GT 11 en el ALAS México 2022)

Las quejas planteadas en el artículo anterior muestran un lado del problema ocurrido en México en agosto de este año (ver aquí). Hay otro aspecto que se puede extraer de las cifras que se muestran en el programa del Congreso, y de los paneles grabados en las plataformas YouTube de la Coordinación de Humanidades y la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, aunque no todos los paneles cuentan con registro audiovisual público. El objetivo de estos datos cuantitativos es que podamos contar con información objetiva para determinar qué fue lo que nos hizo sentir tan mal durante el último congreso y qué tendría que cambiar, por parte de lxs organizadores, para que lxs que no somos parte de la asociación queramos volver a exponer ahí.

El ALAS México 2022 se desarrolló del domingo 14 al viernes 19 de agosto, en universidades de 4 ciudades: CDMX (UNAM), Mérida (Centro Peninsular en Humanidades y Ciencias Sociales - UNAM), Guadalajara (Universidad de Guadalajara) y San Luis Potosí (Universidad Autónoma de San Luis Potosí). Para ello, se estableció 7 locales para las ponencias: 4 en la UNAM de CDMX y uno en cada sede de las otras ciudades.

Como en cualquier evento, se tenía paneles magistrales y ponencias comunes. En este caso, hubo también un nivel intermedio de ponencias que fueron dadas por investigadores senior, denominadas simplemente “paneles”, bajo un formato similar a los paneles magistrales. Las ponencias comunes se programaron para hacerse en 4 días, del lunes 15 al jueves 18, mientras que los paneles se realizaron en 6 días, desde el domingo 14 hasta el viernes 19 en la mañana. En todos los casos, la programación estuvo planteada para que tanto las Mesas de Trabajo como los paneles (magistrales y regulares) duraran 2 horas.

Dentro de lo que son las ponencias, hubo 4689 aceptadas, de las cuales se pagaron 3275, un 70% de las aceptadas. En el caso de los paneles, se hicieron 88 y los paneles magistrales fueron 17. Es decir, las ponencias comunes representaron el 97% de todas las exposiciones. Quiere decir que, en 4 días, se dieron el 97% de las exposiciones, mientras que el 3% tuvo 6 días para ser programadas.

Cuando no se calcula la cantidad de ponentes por ponencia

Si hiciéramos otra revisión de los datos encontrados en el programa extendido del ALAS, tenemos que un 17.3% de las ponencias pagadas contaba con más de unx ponente que había pagado. Es decir, una de cada 6 ponencias había sido pagada por 2 o más ponentes y, por tanto, podían ser expuestas por 2 o más ponentes. Esto implicaba que, si cada ponente en la mesa contaba con 15 minutos, estas ponencias podrían recibir 30 minutos si 2 ponentes habían pagado, o 45 minutos si habían pagado 3 ponentes, y así. Lamentablemente, no hubo indicaciones de lxs organizadores para designar una cantidad de minutos estándar para TODAS las ponencias, tal como se hace en la mayoría de congresos o eventos internacionales, y la variación de cantidad de ponentes por ponencia complicaba más la situación. Ha habido casos, por ejemplo, en las que 8 autores de una misma ponencia habían pagado, como ocurrió en una ponencia programada para el miércoles 17 a las 9 a.m. en el local de Trabajo Social de la UNAM en CDMX. ¿Podrían haber expuesto lxs 8 autores o no? Esta situación de ambigüedad generaba de que, para una mesa de 2 horas, hubiera hasta 17 ponentes que habían pagado. ¿Se hubiera tenido que dividir a lxs 17 ponentes para que todxs expongan en las 2 horas? ¿Cómo se divide 120 minutos entre tantos ponentes, a la vez de que se mantenga una estructura homogénea que aplique a las 3275 ponencias?

Estas ponencias con más de un pago implicaron tener 3972 ponentes (700 ponentes más que la cantidad de ponencias pagadas), frente a 266 ponentes de los paneles regulares y 46 ponentes en los paneles magistrales. En este caso, entonces, se entiende que el 92.7% de ponentes pagamos para exponer en los Grupos de Trabajo programados para los 4 días centrales.

Las ponencias no solo representaban la inmensa mayoría de exposiciones. Al contar con solo 2 horas para trabajar, y teniendo en cuenta que Sociología es una profesión en la que la principal labor es la discusión de ideas, el solo hecho de tener muchas ponencias no permite un trabajo sociológico como tal. Dado que nunca nos dieron especificaciones para las exposiciones, supongamos que cada ponente contaba con 10 minutos de exposición y 5 minutos para preguntas y debate. Eso significa que, anulando la posibilidad de retrasos y presentaciones iniciales, contábamos con espacio hasta para 8 ponentes por cada mesa de trabajo.

La cantidad de ponentes que pagamos para las ponencias regulares también la podría dividir de otra forma: 993 ponentes por día distribuidxs en 8 horas en promedio, lo que hace 124 ponentes por hora. En cambio, si separamos por sede, queda el siguiente cuadro.

Estamos hablando de que la cantidad de ponentes podía oscilar entre 4 y 7, en teoría. Eso sí hubiera permitido una exposición de 10 minutos para cada ponente, con 5 minutos de preguntas por ponente, además de los 5 minutos de presentación al inicio y 10 de cierre. Además, si se hubiera tenido un criterio de orden, como indicar cuántos ponentes pueden exponer como máximo por cada ponencia, se evitaría distorsiones de la cantidad de ponentes que hayan pagado frente a la cantidad de ponencias programadas en cada mesa.

Asimismo, dentro de lo revisado, hubo 25 mesas con entre 9 a 11 ponencias aceptadas, y 56 ponencias con entre 9 a 17 expositores que habían pagado. ¿Cómo se suponía que iban a proceder con las exposiciones? ¿Qué tipo de pedagogía se ha querido hacer? Diecisiete ponentes en 2 horas implican 7 minutos por expositor/a. Dejo el cuadro como evidencia.

Si ubicamos en dónde ocurrió este “hacinamiento de conocimiento sociológico”, estas son las cifras.

Es decir, ocurrió en todos los locales, pero UNAM representa el 84% de los casos. En otras palabras, en la sede central, en donde han estado la mayoría de organizadores y, por tanto, donde había mayor capacidad para resolver esta situación. Se asume que cada ponente que paga debe tener la misma cantidad de tiempo que el resto, sea para una misma ponencia colectiva o para una ponencia individual.

Otra perla es con respecto a las Mesas de Trabajo programadas para durar UNA hora. Fueron 8 y todas estaban ubicadas en la sede Posgrado de la UNAM en CDMX. La lógica de la programación se nota un poco extraña, pues todas pertenecen al mismo tema (GT 29), y 3 mesas tuvieron 6, 8 y 9 ponentes que habían pagado, mientras que el resto osciló entre 1 y 4. Han sumado 37 ponentes, lo que implica 5 ponentes por hora. ¿Por qué no reprogramaron las ponencias? ¿Por qué no han verificado un sistema equitativo de tiempo para cada ponente? Podrían argumentar de que no sabían quiénes sí iban a pagar, pero ya las ponencias aceptadas estaban mal distribuidas. Estas sumaban 36, lo que hacía entre 4 y 5 ponentes por hora. El siguiente cuadro muestra las cifras.

GT: Grupo de Trabajo

En conclusión, las cifras no cuadran para lograr una experiencia de compartir saberes de una forma reflexiva y que nos hubiera permitido una integración colectiva entre las más de 4 mil personas que, ilusionadas, fuimos hasta México o nos conectamos a las decenas de plataformas Zoom al mismo tiempo.

Si bien pudieron dividir mejor la cantidad de ponentes para que alcanzara tiempo para todxs, se ha mostrado la falta de capacidad de gestionar la presencia de casi 5 mil profesionales.